4 May | Subido por Perro Positivo | 2 comentarios |
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Te animo a que hagas una simple búsqueda en google sobre “el paseo perfecto para tu perro” o “claves para el paseo” y encontrarás una inmensidad de posts que tratan este tema. Pero lo curioso de ello, es que la gran mayoría, lo que hacen es diseñar un programa de cómo tiene que ser la salida a la calle con tu perro para que sea considerada de calidad. Entre ellas incluye: parte de ejercicio físico, parte de paseo libre, otra llamada militar, parte de estimulación mental, entrenamiento que no falte y un ratito de calma. Algunos hablan también que hay que acompañarlos de juguetes que servirán para entrenar, otros demonizan cualquier juguete y juego que genere estrés, en fin… un completo caos! La verdad es que no me extraña que nos sigáis preguntando sobre este tema.
A simple vista no puede parecer tan grave, pero voy a dar mi opinión al respecto y el riesgo que creo, puede conllevar este tipo de posts.
Los que ya me conocéis, o habéis hecho sesiones conmigo, sabéis que estoy completamente en contra de fórmulas mágicas y de recetas. Creo que a un pequeño número de binomios puede que les funcione, pero la mayoría, a largo plazo verán que no, y lo que es peor, se compararán con los que sí y se frustraran aún más, con el riesgo de que esto lleve a empeorar la relación entre perro y humano, dada la exigencia que pondrá éste último.
Imaginaros que queréis empezar a hacer deporte de nuevo, queréis volver a tener vuestra rutina de entrenamiento, ¿se os ocurriría copiar los mismos ejercicios de entrenamiento de alguien que haga triatlones? ¿verdad que no? Es de sentido común que, en el caso que no os asesore un profesional, buscaréis ejercicios de iniciación adaptados a vuestras capacidades físicas y limitaciones actuales, y poco a poco iréis aumentando la dificultad. Por ya no hablar, del tiempo que disponéis de entreno, cómo son vuestras recuperaciones, qué tipo de alimentación seguís, qué tal es el descanso, estados del sueño, etc.
Entonces, ¿por qué no hacemos lo mismo con los perros? ¿por qué insistimos en seguir recetas que no nos llevan a nada y que (lo que es peor), no están adaptadas a nuestras necesidades?
Hoy, voy a contaros cuáles considero que son las claves a observar para que creéis vuestro paseo ideal.
Antes de empezar a diseñar nada, lo principal es conocernos. En este apartado nos fijaremos en varios factores:
Es imprescindible que seamos conocedores de las necesidades de nuestro perro: en qué punto está, en qué estado emocional está a la hora de cruzar la puerta, si va cómodo con el material que hemos escogido para él, si le preocupa algo del paseo, si disfruta con la propuesta que le hacemos, si le variamos o no la ruta, si sacia sus necesidades de estimulación y exploración, qué tiempo le conviene estar en la calle.
(Fijaros que digo conviene, no quiere o queremos nosotros).
Algo que pocas veces tenemos en cuenta, al menos no suelo verlo en los posts que he mencionado antes, es que solemos centrarnos exclusivamente en qué le va bien al perro, pero ¿y a la familia? Quizás esté en un momento en el que tiene menos tiempo, o no pueda alejarse de su entorno más inmediato porque no dispone de coche. Quizás tenga más de un compañero peludo en casa y no siempre pueden ir juntos. Si hay niños, el tema puede complicarse.
Es necesario que conozcamos las necesidades de ésta familia y sus posibilidades para crear y diseñar unos paseos donde todos se sientan cómodos.
Ahora bien, no confundamos adaptar necesidades con comodidad y pereza: no vale decir que no tenemos tiempo para pasear al perro y luego quedarnos en el sofá todas las tardes. Ser realista con lo que podemos hacer.
Es imprescindible revisar que la salida a la calle no sea percibida como fuente de problemas o conflictos para el perro. Asegurar el entorno implica que el binomio tenga calma para explorarlo, entenderlo y sentirse seguro.
Tenemos que conocer nuestro entorno, sea de la tipología que sea, y plantearnos: ¿Es el entorno que mejor le va a nuestro perro? Quizás no es el ideal, pero es el que es, y si no podemos cambiarlo, no vale la pena enfocar nuestra atención ahí, sino hacerlo más interesante.
Podemos buscar rutas que no se nos había ocurrido antes, espacios donde nuestro perro pueda olfatear, sitios donde hayan pasado cosas, como por ejemplo: el lugar donde hayan puesto un mercado. No iremos en pleno auge, sino cuando hayan terminado, y que nuestro perro se deleite cogiendo información de todo lo sucedido allí.
En el caso de no vivir en el entorno ideal para el momento en el que se encuentra nuestro perro, podemos valorar “x” días a la semana salir de ahí e ir a un lugar más óptimo donde disfrute más.
O pensar en modificar el tiempo de paseo o cambiar los horarios de las salidas, algunas donde el perro se encuentre más cómodo por la disminución de estímulos. La clave es buscar aquello que más nos convenga a todos.
Cuando en las sesiones me preguntan sobre cómo debe ser el paseo “ideal” siempre cuento mi situación actual. Yo soy de una gran ciudad, de Barcelona y estuve viviendo allí con mis perros. Hace unos años mi pareja y yo, decidimos irnos a vivir a un entorno rural y, en estos momentos, nuestros paseos mayoritariamente son por el campo. Cuando me preguntan sobre “el tiempo ideal de paseo” les cuento que, nosotros por aquí, por la montaña, les solemos dar dos paseos diarios de 1 hora (a veces más), pero que, cuando pasamos unos días en Barcelona o bajamos por lo que sea, no solemos hacer paseos de más de 20 o 25 minutos. ¿Por qué? por varios factores:
Por las rutas que hay en plena montaña cerca de nuestra casa, raramente nos encontramos a alguien, sólo en fin de semana que hay excursionistas y ciclistas, coches ni uno, los perros pueden ir sueltos, tranquilos, siguen los rastros que quieren, en momentos puntuales corren, otros deciden ir a nuestro lado, ellos se autogestionan.
En cambio, en los paseos por Barcelona, en los 25 minutos aproximados que estamos en la calle, mis perros ya se han cruzado con 15 perros, han visto pasar 3 autobuses, 40 coches, un montón de personas y mucho ruido de fondo (y eso que vamos a un barrio considerado tranquilo dentro de la ciudad). La cantidad de estímulos a los que les exponemos es tal, que muchas veces ellos mismos piden volver.
¿Eso quiere decir que todos los perros de la ciudad tienen que hacer paseos de 25 minutos? ¡EN ABSOLUTO! Esto es lo que YO he observado que mis perros suelen gestionar bien. Hay días que más, otros menos.
Con esto, vengo a deciros que el entorno influirá, y mucho a la hora de cambiar premisas que estamos haciendo, que a pesar de no poder cambiar el sitio donde vivimos, podemos modificar ciertos ítems que hagan que tanto el perro como la familia humana vayamos cómodos y nos sintamos seguros.
¿Recordáis que antes os contaba que en muchos posts hablan de dedicar un rato a hacer ejercicios de estimulación? Pues bien, opino que es una manera de verlo, y no me parece mal, pero para mí, no es tanto el diseñar un ejercicio en sí, sino el pasar por lugares que puedan ser interesantes para nuestro perro.
Con lugares interesantes no me refiero a ir a pipicans o al encuentro y acecho de perros, sino a buscar zonas donde el perro pueda descubrir y coger información. Bien sea un descampado, una zona boscosa, césped, la plaza del barrio, la salida de un mercado como os he dicho antes, lo que se os ocurra y veáis que le parece interesante a vuestro perro. Tener presente que ellos no valoran los lugares por lo bonitos que son, sino por lo que encuentren en ellos y el momento agradable que pasen; por ejemplo: Si vais a ver una puesta de sol, ellos no tendrán en cuenta lo idílico del momento, sino el paseo que hayáis hecho hasta allí, y el tiempo que pase con vosotros mientras veáis el atardecer.
Si tenemos claro el primer punto y conocemos bien a nuestro perro, sabremos cómo satisfacer su necesidad exploratoria porque conoceremos sus gustos y preferencias.
Muchos profesionales insisten en que hay que pedirles cosas que hacer a los perros durante el paseo, ¡hay que dedicar un tiempo al entrenamiento, hay que hacerles pensar, dicen! Otros, se centran en la parte lúdica y proponen un rato de juego para fomentar el vínculo. Pues bien, yo no considero que ninguna de ellas sean estrictamente necesarias, pero depende del binomio y el punto en el que estén pueden ser interesantes.
Hay perros que disfrutan con que les hagas breves circuitos de agility con mobiliario urbano: saltar un banco, pasar por debajo, hacer zig zag con los postes, etc. Si veis que a vuestro perro le va bien, ¿por qué no hacerlo?
Incluso tirarle un palo, sí, he dicho un palo, el demonio que muchos dicen que jamás de los jamases hay que usar con un perro! Digo tirarlo, pero sólo un número limitado de veces, o esconderlo para que lo busque, no pasarse 1 hora con la misma actividad. Y, obviamente no lo propondría a perros que éste simple hecho les ponga a mil. Si tenemos un perro obsesionado con el tirarle objetos (palo, pelota, peluche…) quizás no es la propuesta adecuada.
En el caso que nos enfoquemos al adiestramiento, podemos aprovechar también para practicar alguna habilidad que ya hayamos empezado a entrenar en casa o en entorno controlado. Pero ahí, debemos cuidar el cuándo se lo proponemos, si es el mejor momento, lugar, etc.
También se les puede preparar una búsqueda en un lugar que pueda ser interesante, o, afinar un poco más y proponer un olfateo terapéutico para ayudarles en momentos concretos.
Un ejercicio que sí suelo proponer a muchos de mis clientes (no todos, porque hay perros con los que sería contraproducente) es el de “ver la vida pasar”. Consiste en pararse en algún momento del paseo y darle la oportunidad a nuestro perro (y a veces también a los humanos que solemos ir con el piloto automático), de ser conscientes de nuestro entorno: ruidos, personas que pasan, coches, otros perros… Esta actividad no debe de ser muy larga, porque aunque no lo parezca, en función de donde estemos y cómo esté nuestro perro, esta situación le puede cargar mucho.
Como veis, las opciones son infinitas, pero reducir esto a hacer un planning concreto de qué hacer, qué duración tiene que tener y qué orden deben llevar estas actividades de forma genérica para todos los perros, me parece absurdo, nada eficiente y poco realista.
Como ya comentamos en uno de nuestros últimos artículos “Cómo crear un buen vínculo”, los perros son animales sociales y tienen la necesidad (al igual que los humanos), de relacionarse con sus congéneres.
Los que vivimos en entorno rural lo tenemos más complicado, porque tenemos que forzarnos a ir a la ciudad para que puedan encontrarse con otros perros, ya que (al menos donde vivo yo), la mayoría de los perros que hay en casas, no los sacan a pasear y se acaban convirtiendo en perros de jardín.
A los que vivís en entorno urbano os pasa lo contrario, en general, depende de la ciudad, tenéis un exceso de encuentros con otros perros. Depende de cómo lo lleve el vuestro, puede beneficiarse o convertirse en un calvario.
Lo ideal sería que vuestro perro cuente con un grupito reducido de otros perros con los que se pueda relacionar correctamente y se sienta seguro.
Si ya lo tiene, podéis probar a hacer paseos juntos. No hace falta que se vean cada día, que los encuentros sean de dos horas, pero sí que satisfaga su necesidad de socialización.
Sé que este punto es delicado para aquellos que compartís la vida con perros que aún no son capaces de interactuar con otros de su misma especie. No os agobiéis, paso a paso. Podéis empezar en que simplemente los tolere a distancia y con el tiempo, pueda ir haciendo breves presentaciones.
Recordar que se trata de buscar el mejor paseo para vuestro perro, para su estado emocional en estos momentos.
Para conseguir que sea un buen paseo es necesario que todos vayamos cómodos, pero ya que, a la mayoría nos obligan a llevarles atados, al menos que el material que uséis para ello sea cómodo para vuestro perro. Como norma general, acostumbramos a recomendar un arnés ajustado a su cuerpo (acolchado o no) y una correa lo suficientemente larga para que el perro no tenga que estar pegado a nuestras piernas, de alrededor unos 3m.
Como siempre, habrá perros que se les adaptará más un modelo que otro, por ello, es necesario dejarse de modas y mirar aquél que cubre las necesidades de vuestro compañero.
Eso sí, aquí no hay cabida para modelos que causen lesiones o generen cualquier dolor al perro: llámese collares de castigo, pinchos, descarga, ahorque, ni que les produzca rozaduras o malestar al caminar. Comodidad ante todo.
Vivimos en una sociedad que nos obliga a llevar a nuestros perros atados, pero también hay quienes, por el motivo que sea, no pueden plantearse esta cuestión porque tienen que llevarlo sí o sí con correa. Es cierto que, por muy buen manejo que tengamos de correa, ésta limita la libertad de nuestro perro. Pero también tenemos comprobado que, si la usamos correctamente, puede convertirse en una buena herramienta de soporte, confianza y comunicación para el animal.
No obstante, estoy de acuerdo en que, proporcionar unos minutos de libertad a nuestro perro a lo largo del paseo, puede aportarle muchísimo. Para ello, hay que buscar espacios seguros, conocer muy bien a nuestro compañero y, ser responsables con el resto de referentes que, quizás no pueden soltar a los suyos y, la aproximación del nuestro puede convertirse en un conflicto.
Si es así, seguro que podemos disfrutar de esos ratitos.
En el caso de vivir en un entorno que nos facilite el poder hacer todo el paseo sin correa, no olvidarse que estamos paseando con nuestro perro. Que el hecho de no llevarlo atado signifique desconectarse del momento que estamos viviendo y pasar por completo de él.
A parte de escoger el material adecuado, también es importante saber usarlo, observar cómo se lo ponemos: si somos de los que le pedimos permiso, o bien, por las prisas o porque no nos hemos dado cuenta, tendemos a cazarlo al vuelo para ponerle su material de paseo. En este caso, habría que revisarlo y trabajarlo para que el momento previo a la salida no suponga un conflicto para nuestro perro.
El uso de la correa también determinará la relación que tenemos con nuestro compañero peludo. De la misma manera que no me gustaría pasear con una pareja que me fuera dando collejas o empujones todo el rato, tampoco entiendo a aquellos humanos que tienden a dar tirones de correa y generan tensión en ella constantemente.
Acordaros que con el uso que hacemos de la correa nos estamos comunicando con nuestro perro.
Si eres de los que aún le cuesta este punto o no sabe por dónde empezar, te recomiendo que busques un profesional en tu zona en la web de Stopchispazo que te asesore y vea la raíz de esos conflictos.
En este apartado también veo necesario destacar que no estamos en ninguna mili, que el perro no tiene por qué ir al lado, ni estar pidiéndonos permiso para cualquier decisión que quiera tomar: llegar a un árbol, saludar a un perro, pararse, ir a oler algo…
Si nuestro perro va acelerado, tira de la correa o lo que sea, la solución no pasa por controlarlo en exceso o buscar un material de paseo con el mismo objetivo, sino ir a la raíz del problema. Averiguar por qué motivo nuestro perro se comporta así y trabajar eso.
Si tenemos un perro capaz de tomar decisiones, por pequeñas que sean, sería interesante ir permitiéndoselo, siempre exponiéndole a situaciones que creamos puede resolver bien. De esta manera favorecemos a que mejore su estado emocional.
Por el contrario, si aún no está en este punto, mejor que durante un tiempo le ayudemos y las tomemos por él, ¡paciencia, ya llegaremos allí!
Hay quienes dicen que el paseo es exclusivo de los perros, otros que, lo debe controlar el humano porque es quién manda, yo, personalmente, me quedo en que los humanos somos acompañantes que intervenimos cuando sea necesario (sin reglas fijas ni extremos). En función del binomio y situación que nos encontremos necesitaremos intervenir más o menos.
Estoy muy harta de ver personas sujetando la correa con una mano y con la otra, estar mirando el móvil. O ver personas (acompañadas por perros), que se encuentran a conocidos por la calle y, dejan completamente a un lado a su perro desatendiendo sus necesidades, y sin fijarse si esa situación en sí les está preocupando. Una forma de ver que ese momento está siendo difícil de gestionar para el perro es ver que pide salir de allí, bien sea: ladrando, tirando de la correa, girando el cuerpo, saltando a las personas, rascándose, ver que bosteza, y un largo etc.
Un ejercicio que sí suelo recomendar es el de (en la medida que sea posible) volver a casa de forma tranquila, ya sea diseñando un paseo donde en el final el perro tenga oportunidad de relajarse, preparando un buen trabajo de nariz, buscando un espacio donde poder sentaros y relajaros juntos, o parar y ver la vida pasar en una zona tranquila y acompañarlo de un buen contacto, o simplemente haciendo una vuelta a casa de forma lo más relajada posible.
A veces no será posible, por nuestras prisas, o porque sucederá algún incidente a última hora, un susto, un mal encuentro con un perro, lo que sea, pero sería interesante que planteáramos una vuelta relajada para que el perro llegue satisfecho a su casa y pueda descansar y recuperarse.
Asimismo, también propiciaremos que nosotros volvamos tranquilos y nos sintamos mejor.
A menudo se confunden estos dos términos, pero, según mi punto de vista, no tienen nada que ver.
La diferencia entre paseo soñado o esperado del paseo ideal, es que el primero es aquél que esperamos tener algún día, y el segundo es aquél que se ajusta al momento presente, a nuestras necesidades y posibilidades de ahora. Las personas que se frustran son las que se están comparando siempre con su paseo soñado y no aceptan su paseo ideal. Dale tiempo a tu perro y dátelo a ti y, puede que te des cuenta que tu paseo ideal y soñado no son tan diferentes.
2 comments
Gloria
Estupendo artículo. Me siento totalmente identificada. Tengo dos perros y vivo en un pueblo. Los paseos son diferentes para cada uno de mis perros. Uno de ellos siempre puede ir suelto pero el otro siempre tiene que ir atado, seguramente por mi culpa. Siempre que puedo les llevo, por separado, a dar un paseo por la ciudad. Cada uno lo disfruta a su manera pero siempre van con correa de 5 metros.
4 años ago |
Perro Positivo
Gracias por tus palabras Gloria! Es genial que te hayas dado cuenta que tus dos perros no tienen las mismas necesidades y que, probablemente por separado puedas hacer mejor trabajo. Atados o sueltos puedes compartir paseos maravillosos, disfruta y aprende de ellos 😉
4 años ago |